miércoles, 22 de septiembre de 2010

Desde mi manillar

Hace poco pude disfrutar de fragmentos de una conversación, un tanto desfragmentada... Donde se defendía que todos los que no hagan lo mismos que tú están locos y por lo tanto se han ganado represarias, aunque eso les cueste la vida.

Desde hace poco tiempo, decidí moverme en vehículos minoritarios, esto quiere decir que cuendo todo el mundo va en coche, yo voy o en bici o en moto (dependiendo de las distancias, claro).
Idependientemente de cual sea la elección que se tome para moverse por la vida, las conclusiones son casi casi idénticas...

Cuando te mueves por la calle, cuando te encuentras con coches, sin el cara a cara, creo que las personas muestran realmente cómo s
on, cómo piensan, incluso hacerte una idea de cuál sería la respuesta que te darían para casi todas las preguntas que se te ocurriesen. Porque la forma de conducir lo dice todo de uno mismo, lo bueno y lo malo.
Y todo esto viene porque al final lo que falta
es el respeto, siempre es el respeto. Nos acostumbramos tanto a ver siempre lo mismo en las calles, que el día que no es así nos asustamos.

Digo esto y lo puedo generalizar, si ves a alguien que no responede a tu cultura te asusta, te de miedo y lo más fácil es rechazarlo, repudiarlo.
Si ves una bici que intenta avanzar en la carr
etera, es un loco que no valora su vida. Por lo tanto lo más fácil es adelantarle, cueste lo que cueste.



Piensa: pueden que sean locos, pero
lo son porque creen que las cosas pueden ser de otra forma y luchan para demostrarlo.